Breve historia
En Ecuador, el
cantón Guayaquil, es la capital de la
Provincia del Guayas, que para 1909 se iniciaba en el cerro Santa Ana hasta
la avenida Olmedo, tiempos del auge
cacaotero, que desde de 1860, permite
que nuestro cacao alcancé fama y
sea solicitado por el mundo,
también significó el pináculo de una burguesía costeña, ligada al comercio
y la banca, que tiene una poderosa influencia en las decisiones políticas y
económicas del estado. Un poder
económico que consolido una profunda concentración de la tendencia de la
tierra, un grupo aproximadamente de 30 familias
aglutinó su propiedad, abrasaron sus fortunas con una inversión débil en tecnología, con una mano de obra con las que tenían relaciones de explotación
pre-capitalistas.
Estos antecedentes, dieron lugar a una sociedad costeña con profundas desigualdades.
Estos antecedentes, dieron lugar a una sociedad costeña con profundas desigualdades.
La caída del cacao en 1920, un estado endeudado con la banca, una banca destinada a sustentar la ganancia de la burguesía agroexportadora, dio origen a una larga recesión, cuyas consecuencias significaron grandes cambios en la relaciones de poder, en las que se incorpora regulaciones a las relaciones laborales, se dispone de política monetaria, a través de la creación del Banco Central, propiciando la consolidación del capitalismo en el Ecuador que a diferencia de otros países se inicia tardíamente limitando su papel en la urbanización del país. Esta larga recesión, dio origen a una migración interna especialmente a Guayaquil.
A principios del
siglo XX la ciudad se extiende hacia (1919-1922), hacia el Barrio Centenario, primera residencia
de la burguesía, luego que abandona el centro de ciudad, que había sufrido “deterioro” por la presión de migrantes, que dieron lugar
a los tugurios urbanos, que sobreviven en la actualidad.
El apremio migrante, permite la formación de
primer barrio popular (al Sur), iniciándose
partir del año 1930, en
1940, da origen al Barrio Cristo del Consuelo, se lo llamó así por la Iglesia Católica
que lleva el mismo nombre ubicada en el Centro de este populoso sector, cuyo
mayor apogeo es en la década de 1950, en coincidencia con
el auge bananero.
La presencia de obra pública, a través del gobierno local (Municipio de Guayaquil), se
hace a mediados de 1960, el consorcio
norteamericano Texaco Gulf, en 1967 descubre petróleo, iniciando un estado
capaz de elaborar políticas
sociales.
EL Cine 2, es parte de esa expansión, ubicada
a las orillas del estero salado, al suroeste de Guayaquil, administrativamente
pertenece a la parroquia urbana
Febres Cordero.
Formada a partir de oleadas de migrantes
de todas partes del país que huían de la pobreza y buscaban oportunidades en Guayaquil que era la versión
“criolla”, del “sueño americano”, respondía a su vez al deseo de un espacio propio de las
familias, “vivir en Guayaquil, en casa
propia”[1], fue la aspiración
de quienes levantaron la primera “periferia”
de Guayaquil rindiendo al estero
y al manglar.
Para
el censo del 2001 en Cisne 2 vivían 75.364 personas, según las proyecciones de
crecimiento de 3.38% para el 2010[2]
tiene 98.333 habitantes.
A
partir de la década de los 60 sin planificación de gobierno local o nacional
se inicia el asentamiento de lo
hoy llamamos parroquia Febres
Cordero. Cisne 2, lo hace a inicios
de los 70.
Pero quien mejor que relatar su historia, que sus mismos moradores, quienes
llegaron allí en su niñez, en días en
que jugar era bañarse en el estero, pescar conchas, mejillones,
pescado y camarones, correr con el meneo de los puentes sin miedo,
que seguramente levantó la
admiración de inexpertos como yo cuando a los 16 años conocí esta
parte de Guayaquil.
Compartimos la primera entrevista realizada a la Sra. Cruz María Villaseca Roca, de 43 años (1977), habita en la actualidad
Calle 10ma y la CH, tiene 5
hijos.
-Vivía
con mi madre en Calle 15 y Oriente, nací allí hace 43 años, mi
padre llevó a mi madre a coger un solar
en el sector, teníamos que caminar seis cuadras de puente de caña para salir a
la principal que era la Calle 19, allí
llegaban los tanqueros y metíamos el agua en ganchos, a veces me iba con balde
y todo debajo de los puentes me cortaba en la rama de los mangles, una vez mi
pierna quedo ensartada en una caña como
carne en palito.
A
un inicio nos alumbramos con candil, luego llegó luz, la jalábamos de la calle juntando
cables.
Mi
único juego era en el salado, aprendí a nadar cuando mi hermano me tiro del
puente, me hundía porque era gorda, el
mismo día aprendí a nadar, cogíamos camarones en la noche con telas de
toldo, habían escuelas saliendo a la principal, pero mi madre me puso a
trabajar a los 8 años aprendí hacer
panes y rosquitas, a los 9 años como
empleada doméstica. Nunca estudie mi madre prefería que trabaje, mi padre estaba separado de mi mamá.
Cuando
la gente se enfermaba iba al Hospital del Centro a León Becerra, aunque nunca
asistí a un Hospital, me curaba sola.
En
ese tiempo el barrio era muy seguro, amanecía la puerta junta, se podía
dejar todo por allí.
Cuando
tenía 12 años empezó a llegar el relleno, cargamos en tarros, en ollas las
piedras que dejaban en la calle
principal. Cuando tenía 15 años llegó el
agua en pileta, la basura era tirada al salado, porque no
entraba ningún recolector.
Con
el relleno llegaron las cooperativas nos uníamos para que nos lleguen más
beneficios, todo lo que necesitábamos.
A
mi esposo lo conocí en el barrio a los 13 años, era plantador de calzado,
llegaba a trabajar, yo tenía 11 años, yo iba vender fritada al taller donde trabajaba, nos unimos a los
5 años de conocernos,, me llevó al
Guasmo donde su madre.
A
los 5 años una amiga nos aviso que estaban invadiendo por la pista, paramos
nuestra covacha, llegó el Municipio y la
policía a desalojarnos, la mía no la botaron porque estaba al fondo nadie se atrevía a cruzar por
allá, el lodo llegaba a media cintura.
Al tercer desalojo nos empezamos armar con palos, cartuchera, machetes, hacíamos guardia
para que no entren otras personas a invadir, robar y evitar que nos desalojen.
La calle principal era la 11 ava.
No
importaba pisar lodo, tener que nadar con
una barriga de 9 meses, yo quería tener algo propio, luego un viejito nos pasa en canoa, empezaron hacer puentes, en esta lucha tuve
dos abortos, uno porque me caí del
puente, lo hijos que perdía eran gemelos.
A
los 11 años el Municipio nos reubico donde vivo actualmente, (Calle 10ma. Y la
H) porque iban ser un Malecón y el CAMI, me gustaba más el barrio anterior
éramos unidos. El agua llegó hace 18
años, todavía no hay alcantarillado,
tenemos un pozo hecho con tanques enterrados en el lodo que
se desocupa cuando baja la marea. Los que viven en las orillas usan letrinas y los desechos caen al salado.
Belén
(hija de la Sra. Cruz), tiene 16 años nación allí en la Maternidad de
Cisne2, dice no gustarle vivir por ahí
porque faltan muchas cosas como: alcantarillado, pavimentación, unirse para la limpieza del barrio.
Existen
pandillas como la LDP que son los del puente,
Zona Dueño que cuidan sus territorios, a veces se enfrentan a balas, a
la vez que evitan que roben en el barrio-.
Segunda entrevista realizada al señor Carlos Salgarriaga Giler de 71
años, que habita en Callejón Parra y la
Callejón 12, a lado del Estero de Las
Ranas
"Cuando llegué a vivir aquí debía caminar cinco cuadras de puentes, para llegar a mi casa, llegué en 1972, cuando tenía 34 años, con mis siete hijos, que eran pequeños y mi esposa.
Llegué a Guayaquil a los 20 años, desde Bahía de Caráquez, recién casado a la casa de una tía, logré tener un trabajo estable en la antigua empresa de Agua Potable, de la cual soy jubilado, recibo una pensión, éste trabajo me dio ventajas frente a otras familias que vivían aquí, tuve un poco más de suerte, tenía comisariato, así que no me preocupaba que no hubieran tiendas cercanas.
Mis hijos estudiaron en la escuela ubicada en lo que antes llamaban "La Puntilla" (12 y la D).
La vida era fácil, teníamos seguridad, éramos vecinos muy unidos, el único riesgo era que los piratas nos roben por el Estero, se metían por los pisos de las casas, que estaban sobre el agua.
El terreno me lo regalo un amigo, sólo debía inscribirme en la cooperativa, de una me vine para acá, estaba cansado de pagar arriendo, mi mujer y yo queríamos algo propio. Con la ayuda de mis hijos, yo y un maestro levantamos la casa en 8 días.
Mis hijos enseguida aprendieron a nadar por el estero, pescaban conchas, camarones, pescados, el estero era su principal centro de diversión.
La luz se obtuvo inmediatamente, luego el relleno con el Alcalde Juan Péndola Avegno (1973-1976), a mi casa llegó, con el fin de la dictadura, por mi amistad con el Alcalde el señor Antonio Hanna Musse (1978-1981), los vecinos reclamaron y el Alcalde relleno toda esta cuadra.
Dos de mis hijos fueron militares, murieron jóvenes en accidentes de tránsito, mis hijas aunque, terminaron el colegio, son amas de casa, mi mujer murió el año pasado y siento mucho su ausencia, vivo en esta casa solo, espero con paciencia lo que Dios quiera de mi vida. El único problema que tenemos ahora es el alcantarillado, usamos todavía pozo séptico"
[2] Fuente:
Dirección de Acción Social, MI Municipio de Guayaquil, documento “Diseño de Red
de Alimentos” autor Ing. Carlos
Alberto Cepeda Pág. 44. Año 2007
[1]
Entrevista a señora